Escribir es crear sinfonías de un violín vencido.
Reflexiones

VIVIR AGRADECIDOS

Cito a Brother David de su libro La gratitud, Corazón de la plegaria:

“Inquieto está nuestro corazón hasta…que encontremos descanso…cuando encontramos que algo tiene sentido…es como la luz en la cual vemos todas las cosas…

Y ahí cuando no podamos reconocer como una bendición lo que nos es dado, el don dentro del don (del regalo  que es el presente) es la oportunidad…de hacer algo para buscar una solución”

 

Vivir agradecido no significa estar feliz por las guerras, vanagloriarse en la pobreza, justificar la corrupción, ver indolente cómo se extinguen los recursos del planeta, aceptar mansamente el dolor, o quedarse callado ante las injusticias.

No es una fórmula que nos quieren vender los religiosos en aras del poder oculto, para dejarnos tontos e ignorantes. O enclaustrar a los cuestionadores en un monasterio para que no molesten mientras los políticos puedan continuar engordando sus arcas.

Es una forma de vida que acepta que el sufrimiento es intrínseca a la vida y nuestra tarea responsable es intentar comprender hasta donde podamos, cada vez un poquito más, y transformar el sufrimiento en acción compasiva. Desde el centro hacia afuera ir ampliando la conciencia de amor, entendiendo que las disputas humanas son en su mayoría disfraces del primitivo miedo a la escasez, destierro y en última instancia de muerte, y sus erróneas defensas de egoísmo, ceguera ante el otro, avaricia, deseo de poder, estrechez, vivir con anteojeras, negación…

Si hacemos el intento podemos observar estas mismas características en menor o mayor medida en nosotros mismos, aprender a superarlos allí mismo será la clave para ayudar a otros a no caer en la retaliación vengativa y consecuente escalada de violencia. Si vemos que por más cruel que sea , el otro está respondiendo a los mismos mecanismos básicos de miedo a la supervivencia, condicionado por creencias erróneas de que solo mediante la aniquilación del otro logrará su cometido, sin darse cuenta que la solidaridad mueve más que la competencia y los peces se multiplican al darlos, podremos enfrentar con distintas y más sanas estrategias el básico problema.

Entonces, al decir de Brother David, podremos estar agradecidos por intentar ser instrumentos del bien al encontrarnos en una situación dolorosa, es una oportunidad para crecer, dar vuelta, jugarse a una nueva manera de encarar lo que es.

Y solo incluyendo al otro en nuestra mirada vamos a poder comprender desde un punto de vista más integrativo, las diferencias, y buscar la unión para todos los seres.

Se empieza por lo pequeño, por agradecer el estar vivo, y pronto se ve que el universo cabe en un puñado.

 

Silvia Munton

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