Cuán grato es sentirse escuchado, leído y valorado, en la misma esencia que somos todos, cada uno a su particular modo.
Poesía

Cuerpo,

templo del alma.

Alma,

esa que se me escapa

en el virulento diario trajín.

Cuerpo,

Te tengo olvidado.

Como un esclavo te he enclavado,

Amarrado a tu encierro,

Ni cual fiel can te llevo a pasear.

“Suéltame la correa”

Me pides a gritos,

Y yo te desdeño

Ni juguetes te tiro ya

Para que puedas distenderte y retozar.

 

Cuerpo

Tú que me has acompañado

Desde el primer llanto

Hasta el último suspiro

Transformándote con los ciclos

Adaptándote a mis caprichos

Te atosigo con tentaciones

Te hago esperar cuando crujen los huesos.

Has procesado mi gula

Y ni aún asqueado y borracho me has dado la espalda

Aún enfermo me has llevado a buen puerto

Fatigado me has servido hasta el último aliento.

 

Es hora de honrarte, cuerpo.

Llegó el tiempo de cuidarte.

Y agradecerte cada instante

Cada latido, cada respiro.

Te pido perdón, cuerpo,

Y me perdono por ignorarte

por ignorante.

Paso a paso aprenderé a mirarte,

A escucharte y quererte,

Y así los dos en un abrazo

Podremos salir a la vida

Confiados, dignos,

Con lo que somos,

Sin ocultarnos.

Vos llevándome a cuestas

Yo, amándote, como

Lo sagrado que habita en mí.

 

Silvia Munton

septiembre 2014

Comentar (requiere Login)

1 comentario de lector

  1. Fernanda Blanco16/09/2014 01:47

    Excelente. Gracias

    • Gracias a vos Fernanda

Enviar a un amigo

Tu e-mail:
El e-mail de tu amigo: